Lorena

Lorena no me daba miedo, ni siquiera había abierto su registro, no sabía ni su edad, ni como era físicamente, solo sabía que se autolesionaba  y por alguna razón recordé lo que Martín decía “Tengo miedo a lo que no conozco” sonreía mientras recordaba su solo nombre y me preguntaba ¿Cómo estarás Martin? ¿Me extrañaras Martín? El cielo se veía tan hermoso, el sol se veía enorme y de color naranja intenso y aunque Martín no podía verlo del mismo modo por la estación de invierno que era New York, sabía que era el mismo cielo para todos aunque solo con diferente aspecto y que Martín también miraba el cielo y sentía lo mismo que yo. Aunque tal vez no habían pasado muchos días para mi eran años sin saber de Martín; sin embargo nada me detenía en este sentimiento que cada vez se hacía muy ansioso por volverlo a ver, volverte a ver Martín. Nuevamente tenía que llevar mi silueta al pabellón de psiquiatría y abrí con facilidad la puerta blanca que mostraba el cuarto blanco donde hace menos de una hora había estado con Efraín; sin embargo en la mesa había algo de color negro que no distinguía, cuando me acerque me lleve la sorpresa que era una pulsera negra de hilo que llevaba cuatro bolas negras grandes y dos bolas pequeñas de color plata. Lorena no había llegado aún y nadie estaba en la entrada, me senté y pensé en Efraín, en sus ojos celestes con mirada de odio ¿acaso Efraín lo dejo para mí? o acaso Efraín ¿fue quien hizo esa pulsera para mí? Esa pulsera era exactamente como yo, tenía tanto de mí y la sentía tan mía, pero luego recordé a la enfermera de Efraín y podía ser de ella. Al instante tocaron la puerta, tal vez venían por la pulsera, pero olvide que tenía la sesión con Lorena.
-Adelante (respondí)
Me llene de curiosidad y cuando la puerta se abrió, vi el ingreso de una señora mayor muy guapa y acabada por las ojeras grandes que mostraba, alta, delgada, de ojos miel y cabello castaño y a lado de ella una joven que no me mostraba la cara, pero que traía unos pantalones jeans rasgados que me encantaban, zapatillas converse rojas, un polo clásico de color negro con un diseño rojo que indicaba “no hombres” y dos muñequeras negras, donde lo obvio era que ahí escondía sus “liberaciones”, después de apreciarlas rápidamente, sujete en mis manos la pulsera que estaba en la mesa y la guarde en mi bolsillo derecho de mi pantalón jeans.
-Buenos días (sonriendo) Lorena ¿verdad?
-Buenos días doctora, si ella es Lorena (mirándole) hija no seas mala educada, contesta a la doctora
-mama me dejas en paz (gritando)
En ese momento pude ver a un mostro gritar muy fuerte y una madre que agachaba la cabeza de la vergüenza en ese momento me pare y me acerque a la madre de Lorena, pase mis manos por su espalda, ella alzo la mirada sonriéndome con los ojos llorosos, le sonreí también y le invite a retirarse diciendo que se quede tranquila y que todo estará bien. Mi típica frase que siempre suelo decir a todos “todo estará bien” así se caiga el mundo encima. Después de cerrar la puerta, Lorena ya estaba sentada.
-Quien te dio permiso para que te sentaras Lorena (con una voz gruesa y seria) acaso haz venido a que te enseñe modales, porque al parecer no los tienes (volviendo a mi asiento)
-¿Me está gritando? (retándome con la mirada)
-Tómalo como desees (sonriendo con sarcasmo)
-Olvidas que estas sentada en ese lugar porque te pago (con una voz dulce y obstinante)
-Disculpa, pero ni tú ni el estado me pagan, si estoy aquí es porque me aburrí de estar en casa, como supongo que a ti te aburre tener que venir aquí (poniendo mis dos manos en la mesa) muéstrame tus muñecas
-No lo haré (sonriendo con sarcasmo)
-No te olvides que pagas para ser una paciente
-¿Acaso piensas escribir mi historia también?  Así como escribes la de Ramsés y Martín, los que te dejaron
En ese momento guarde silencio y asimilaba lo que me había dicho, sé que mi mirada cambio rápidamente me sentía tan confundida y los ojos me pesaban de la ira enorme que sentía “los que te dejaron” muchas veces mi cabeza lo repetía “los que te dejaron”
-Se quedó calla señorita Priscilla Robles (riéndose sin miedo) te he buscado, he leído tu blog y tus historias dramáticas (poniendo sus dos manos en la mesa) ¿Acaso ahora escribirás mi historia en tu puto blog?
Ella era peor de lo que pude imaginarle, blanca, ojos de color miel grandes y devoradores, cejas delgadas, nariz casi perfecta, labios delgados y pintados de color rojo intenso, cabello negro corto y despeinado.  
-Tal vez los visitantes de mi blog no quieran leer la historia de una niña loca que refugia su ira y cólera lastimándose, creo que mis visitantes prefieren mis dramas a una loca (sonriendo con sarcasmo) no me das miedo y deberías leer mejor mi blog ya que el único que me dejo o abandono como desees llamarlo, fue Ramsés (sonriendo)
-Yo no estoy loca (retándome con la mirada) y tampoco te tengo miedo
-Sí y por esa razón me escondes tus muñecas
-Si quieres ver está bien (quitándose las muñequeras rápidamente y poniendo sus brazos muy cerca de mi cara) míralas y ten asco de mi
-¿Tener asco de ti? (sonriendo y cogiendo sus brazos, muy rápido conté cada línea que llevaba en las dos muñecas) está la hiciste ayer por la noche (señalándole un corte que llevaba sangre muerta aun)
-Suéltame (quitando sus brazos)
-Para ser una detective eres muy mala y yo te despediría enseguida (sonriendo) si haz visitado mi blog, deberías saber con quién estas tratando, tienes 11 cortes en la mano derecha y en la izquierda tienes 16, eres más salvaje que yo ¿sabes? Y no puedo fiarme de ti, así que necesito que te quites toda tu ropa ahora mismo (parándome)
-Eso es un delito (indignada)
-Delito es lo que le haces a tu cuerpo (con voz seria) quítate la ropa o llamo a una enfermera o mejor a tu mama para que me ayude a examinarte.
-No eres doctora (parándose del asiento)
-Sí, no lo soy, pero luego hablaremos de eso (con voz autoritaria) quítate la ropa o llamo a tu mama
-Lo hare sola (con voz alta) pero no me quedare desnuda
-Está bien
Inicio quitándose sus zapatillas, sus medias, su pantalón… por alguna razón mientras se desnudaba me miraba como si me hiciera un estriptis sin bailarme, sus ojos miel devoradores estaban clavados mirándome mientras se subía lentamente el polo negro, podía sentir su malicia y comencé a sudar, en ese momento camine evitando verle, no sabía cómo iba acercarme a su cuerpo si su mirada me intimidaba.
-Ya acabe
Cuando voltee a verla estaba desnuda, totalmente desnuda
-Dijiste que no te quitarías toda la ropa ¿Qué paso?
-Quiero que me examine bien doctora (con una sonrisa de miel)
-No era necesario, pero bueno…
Me acerque con el paso más lento de mi vida con el paso que no quería dar, porque me llevaría exactamente a su cuerpo. No temía a sus cortes, pero si a su cuerpo pálido y muerto; sin embargo su cuerpo se dibujaba muy bien en un papel, flaca y de buenas curvas
-¿Que pasa doctora? Hace mucho calor en este cuarto
Mi cabeza decía “Que hice para tratar con un mostro así”
-Esta estación es la que más aborrezco, prefiero el invierno (mirándole fijamente) bueno comenzare (pasando mi mirada por su cuerpo, sin tocarla) tienes un ombligo extraño
-Sí, mi ombligo es feo realmente, no es como el de usted que es hermoso (con una voz encantadora) lo he visto por foto, pero sería bueno verlo en persona también
Mi cabeza explotaba y sentía como las gotas de sudor resbalaban por mi rostro, mientras me agachaba a verla me detuve en su pierna derecha, donde se había hecho cortes poniendo “ILU LU”
-¿Qué quiere decir eso?
-No te importa, no es para ti (con voz dura y fría) puedes ver y no preguntar, si no es mucho pedir doctora (con sarcasmo)
-Está bien, dame la espalda
No había nada, mi mirada subía con mi cuerpo y me detuve en la espalda, tenía arañones como si gatubela o Freddy Krueger hubieran pasado sus garras en ella. Le pedí que se voltee y muestre sus uñas y como lo suponía las tenía muy cortas, lo cual significaba que ella sola no pudo hacer aquello, le pedí que se vista.
-Sabes lo que hice ¿verdad? (mientras le miraba subiendo el cierre a sus pantalones)
-Sí, hiciste un inventario con mi cuerpo (riéndose) serás una gran administradora (poniéndose las zapatillas)
-Exactamente llevo un conteo de tus cortes, voy a revisarte todas las sesiones que vengas, si veo un corte más vas a tener problemas (escuchaba su risa malvada mientras amarraba sus zapatillas) no estoy haciendo un chiste, si veo un corte más le diré a tus padres que te estas acostando con una mujer y ahora puedes retirarte que la sesión termino.


Mientras me sentaba en la silla veía como se ponía su polo, cuando quiso darme la cara, cogí mi celular para no verla, sentí cada uno de sus pasos hacia la puerta y de un golpe fuerte cerró la puerta al irse, sin despedirse, mire el reloj y exactamente estaba acabado bien con el tiempo, espere un momento sentada para no toparme con Lorena nuevamente. Después de unos minutos, abandone ese lugar que a cualquiera volvía loco, no entendía en que podía ayudar que todo ese cuarto fuera blanco,  la mesa de madera mal pintada de color blanco y esas sillas me perseguían, cerré la puerta y deje mi alma dentro de ese cuarto, fui al baño y mientras me veía al espejo, podía ver reflejado a alguien que ni siquiera era yo misma ¿Acaso he sido mala hoy?
Image: "Lo mas parecido que encontré a Lorena en google"
Dedicado: L.V.P

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